Viajando en el Metropolitano


tarjeta del metropolitano

Después de ver interminables enlaces directos en noticieros que ¿pretendían? mostrar la impaciencia de la gente por la inauguración del Metropolitano (no había un solo comentarista o persona que no se quejara por la demora en el inicio del servicio), y después de que se haya gastado una millonada de plata (de nuestra plata) en construir lo que se supone es el sistema vial más caro del mundo, finalmente, el Metropolitano entró en funcionamiento a finales del año 2010.

Debo admitir que una de las cosas por las que no disfruto el Metropolitano en su totalidad es el gran desbarajuste presupuestal que tuvo lugar durante su construcción, sin explicación coherente alguna por parte del municipio. Me pregunto si la alcaldesa llegará a hacer alguna investigación sobre ese asunto en lo absoluto (sea lo que sea que «descubra», la verdad no sé que tanto se podrá hacer al respecto).

A pesar de todo lo que he leído y visto hasta el hartazgo sobre el Metropolitano, especialmente las críticas que hicieron que algunos comenzaran a llamarlo el #lentopolitano y el importante gran detalle de haber sido construido sin un estudio de impacto ambiental, viajar en el Metropolitano es total y definitivamente una experiencia distinta — y hasta cierto punto gratificante — en comparación con el transporte al que he estado acostumbrada  desde que tengo uso de razón.

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