Política peruana y el embrollo 2.0


Originalmente creado para Puntos Suspensivos

El caso de la congresista Rosario Sasieta (Acción Popular) a principios de setiembre provocó todo tipo de críticas y reflexiones sobre los peligros de incursionar en el mundo de la llamada Web 2.0 cuando se es figura pública. Si los políticos peruanos se disfrutan mejor en El Otorongo que en la realidad, ahora que ya descubrieron las redes sociales, ¿aprenderemos a disfrutarlos en el espacio virtual?

¿Tanto así? ¿Hay realmente un genuino deseo de comunicación con el ciudadano aparte de querer convertirlo al partido?

¿Tanto así? ¿Hay realmente un genuino deseo de comunicación con el ciudadano aparte de querer convertirlo al "partido"?

La creación de un nuevo espacio social virtual ha traído toda una serie de reflexiones alrededor de cómo esto debería afectar ciertas estructuras del espacio social tradicional, o si debería de afectar en lo absoluto ciertos campos de acción como la política. ¿Cuál es realmente la intención de un congresista o presidente al crearse una cuenta en Facebook o Twitter? ¿Es para mantener informados a sus seguidores o para que los seguidores tengan un canal más directo de participación en la política [entendiéndose como ese supuesto espacio donde la democracia y el debate son lo máximo]? ¿Estamos interesados en interactuar con un político dándole propuestas serias [e.g.: dar propuestas para leyes que tengan algún estudio de viabilidad como base, lo que, por cierto, es un derecho constitucional] por Twitter, o es que solamente queremos saludarlo y que sepan que estamos ahí?

Tanto así sacudió esta denuncia de María Elena Medianero contra Rosario Sasieta que hasta Esther Vargas tuvo que hacer su lista de preguntas básicas que debe hacerse todo político antes de arriesgarse a entrar a un espacio dominado, principalmente, por nativos informáticos (o sea, personas entre 15 y 25 años, según mi percepción). Como quien dice “guerra anunciada no mata gente”. Ahora bien, ¿cómo así comenzaron a darse cuenta los congresistas, presidentes y candidatos a ejercer funciones públicas de la presencia de estas redes sociales? Parece que todo comenzó con Obama y las elecciones de 2008. También el memorable escándalo en YouTube alrededor del Senador George Allen [“macaca”] en el 2006 voltearon las miradas hacia el efecto que puede tener en la opinión pública la participación de los adeptos de la Web 2.0.

Todo esto suena bien bonito viniendo de EE.UU. No obstante, en una región donde el uso de la Internet llega a poco más de 175 millones de usuarios, pero cuyo crecimiento de usuarios ha sido de una impresionante escala de 873% entre el 2000 y 2009, ¿estaremos listos para generar estrategias de propaganda o candidatura política en estas redes? Pareciera que, una vez más, nos estamos saltando partes de la evolución de un proceso que ha tomado mucho más tiempo y cuidado en consolidarse en otras regiones más desarrolladas.

Cosas curiosas

Algo que no he visto en ningún artículo sobre este tema es la gran organización que tiene el sitio Web del partido de Ollanta Humala. Tiene un diseño amigable, llamativo y con traducciones de sus fundamentos y planes de gobierno al quechua. En un artículo del bog de  Neo Consulting, el autor se pregunta si es que Ollanta Humala seguiría los consejos de sus asesores, e inclusive pone en duda si sus asesores conocen de estos temas. Pues bien, gran sorpresa me di al visitar su sitio Web, pues pareciera que sí tiene buenos webmasters. Humala no tendrá su cuenta en Twitter o en Facebook (hasta donde yo sepa), pero sí tiene un canal en YouTube medianamente actualizado y gran cantidad de información escrita. Dicho sea de paso, los videos tienen una muy buena edición. Por ahí que nos agarra de sorpresa Humala en los próximos tiempos electorales por culpa de su sitio Web. ¿Algo exagerado, no?

Segunda cosa curiosa: el artículo de Fernando Vivas en El Comercio. Divertido e interesante artículo, por cierto, Fernando Vivas dice que el figurettismo de Sasieta llevó, en cierta forma, a que este asunto fuera la comidilla de los medios:

Primero, es una tremenda figuretti. Doña Charo, alias “Señora Ley”, es una política compulsiva que impone su voz y su presencia por atarante, que interviene en cuanto debate la agarre despierta y, si se trata de asuntos de género, lo hace con tal ansia que da a entender que no solo domina el tema sino que le pertenece, como si tal propiedad existiera.

En realidad, da la impresión que la popularidad de Sasieta se había basado en que, precisamente, ese ímpetu al hablar o defender a las mujeres la impulsaran a crearse una cuenta en Twitter. Tal vez sea por eso también que tiene más de 3000 seguidores y que Esther Vargas la haya llamado “la congresista reina del twitter”. Entonces, no pareciera que el ser figuretti le haya resultado tan mal hasta que la denuncia contra ella se hizo pública. Las diversas reacciones que se han dado en los blogs o Twitter parecieran ser el producto de una comunidad que cree que su participación en los espacios virtuales es crucial como parte de la opinión pública más que por el hecho de ser que Sasieta sea figuretti y que a la gente le guste regodearse con su ampay. Esta aparente comunidad no estaba equivocada. Gracias a todas sus preguntas, los posts y demás críticas, la congresista Sasieta no se ha asomado por Twitter desde el 8 de setiembre. ¿La reina ha sido destronada?

El embrollo

¿Qué reflexiones nos deja este penoso caso de aparente abuso laboral? Que ser políticos e intentar juntarse con la gentita de Twitter, Facebook o YouTube no es realmente peligroso. Lo peligroso es que a sabiendas de que estarás expuesto no a más gente, sino a gente que maneja muchas mayores fuentes de información, hagas cosillas que sean calificadas como “ampays”. Lo que es aún más peligroso es que se pretenda llegar a una consciencia de participación ciudadana en la política del país a través de estas plataformas, sin haber llegado a nada concreto en el mundo real. Creo que si algún político contestara a las preguntas que propone Esther Vargas, entonces tendrían que aguantarse unos añitos más para estrenarse en estas redes sociales. Tal vez eso sería lo mejor. Estos servicios de la Internet no tienen un público ni “objetivo” ni “masivo”. Tiene algunos usuarios que, oh felicidad, están atentos a lo que sucede en la denostada política de este país. Al menos hasta ahí, en lo que concierne el interés de estos usuarios por otra cosa más que colgar fotos de ellos mismos en diferentes posiciones (sí, esto va para las mujeres más que todo), vamos bien. Por lo demás, sin comentarios.

Otros artículos visitados (aparte de los linkeados en el texto):

La vida en Internet. Twitter: un arma de doble filo.

Politics 2.0

Tweeting the people

Politicians using Twitter in growing numbers

Sitios bien organizados  (las percepciones pueden diferir, no ofenderse):

Sebastián Piñera 2010

Partido Nacionalista Peruano

Fuerza 2011

5 pensamientos en “Política peruana y el embrollo 2.0

  1. Los nacionalistas se alocaron con los videos, no me parece compAarable con la de pìñera chola! ollanta es claramente peor 2.0 que el proximo presidente de chile.

    un fuerte abrazo

    • Jajajaja…

      Veo que Ollanta capta más atención cuando menos lo quieren….

      En fin, creo que el concepto de ser «2.0» aún tiene muchas cosas por delinear…. y creo que es especialmente cierto que ni la Web 2.0 [como concepto comercial, no teórico ni técnico] podrá cambiar un escenario político como el nuestro. Al menos hay que darse cuenta de ello antes de lanzarse a la piscina sin fondo, no?

      Saludos! 🙂

  2. Pingback: Politica-peruana-y-el-embrollo-20 : Sysmaya

    • ¿Así? Tal vez tengamos criterios distintos…

      ¿Da pena porque no tiene la información bien distribuida, porque la jerarquia de las páginas es muy profunda, o porque el tema del home page debería ser otro, o porque le falta actualizaciones o material de lectura?

      Porque por ahí yo creo que va bien.

      Gracias por pasar por aquí.

      Saluditos

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